"Los episodios de manía tienden por lo general a ser subdiagnosticados o mal diagnosticados en la infancia y adolescencia temprana. Un factor que puede llevar a este fenómeno es su presentación clínica a menudo confusa, y esta confusión se daría principalmente por la falta de criterios diagnósticos válidos para niños y adolescentes, los que difieren sustancialmente de los descritos para adultos. Por ejemplo, los síntomas de manía en un adolescente pueden parecer más típicos de esquizofrenia que de una enfermedad afectiva, e incluso puede en el otro extremo del espectro, aparecer como un fenómeno normal del desarrollo en un adolescente involucrado en un proceso de "tormenta y estrés", tal como lo describiera Stanley Hall para referirse a esta especialmente dificultosa etapa de nuestro ciclo vital"
Revista chilena de neuro-psiquiatría
Manía en niños y adolescentes
Mario Zúñiga y Ximena Farías.
Las manías se agravan cuando se convierten en “Trastornos obsesivo – compulsivos”, esto es, que los comportamientos repetitivos que tenía ocupan tanto tiempo de su vida que le impiden tener una jornada o funcionamiento diario normal.
A consecuencia de esto, y por la imposibilidad de seguir una vida normal, el niño llora, grita, tiene una ansiedad desmedida, puede autolesionarse e incluso seguir una conducta agresiva hacia él mismo y hacia los demás.
En edad infantil predomina el comportamiento compulsivo frente a los pensamientos obsesivos desmesurados.
Una detección a tiempo hace que el niño recupere gran parte de su calidad de vida. La implicación de los padres en el tratamiento supone un avance visible en la evolución de la enfermedad.
La terapia psicológica combinada con la ingesta de fármacos recuperará en gran medida la situación del pequeño. Se suele recurrir a:
1. Técnicas cognitivas: ayudan al niño a identificar sus miedos y aprende fórmulas que tendrá siempre al alcance para resolver sus problemas.
2. Técnicas conductuales: ayudan tanto al niño como a sus familias a poner pautas para limitar, eliminar o cambiar ciertos comportamientos.
3. Los medicamentos aconsejados serán inhibidores selectivos de la reabsorción de la serotonina que sirven para paliar los pensamientos obsesivos y por lo tanto mejorar las conductas compulsivas; y siempre deben ser indicados y tomados bajo supervisión del pediatra.
Los padres juegan un papel de apoyo vital en cualquier proceso de tratamiento apoyando al niño en todas las etapas del trastorno y de su tratamiento.